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Uso de la fuerza.

El Uso de la Fuerza en el Judo.


En una Nota anterior, nos hemos referido sobre la vida de Sakujiro YOKOYAMA (1864 – 1912), uno de los llamados los “Cuatro Reyes Celestiales del KODOKAN”, y su libro “Manual de Judo” (Judo Kyohan), convertido en un clásico, prologado y revisado por Jigoro KANO y publicado en el año 1908.

En dicha obra, YOKOYAMA además de señalar la importancia del desarrollo equilibrado de los 3 componentes de la práctica del Judo, o sea, la técnica, el físico y la mente, se refiere a la interacción entre estos 3 factores y también, realiza una reflexión sobre el uso de la fuerza.

Debido a que tanto la referencia sobre la interacción de estos 3 factores como la reflexión sobre el uso de la fuerza aún siguen siendo vigentes, en la presente Nota trataremos principalmente sobre el uso de la fuerza del Judo, partiendo de la reflexión realizada por YOKOYAMA en su libro que son repetidos en distintas publicaciones de la época. Como se podrá apreciar, el “uso de la fuerza” tiene mucho que ver con los que venimos propiciando desde este Blog de realizar randori al 70% (de nuestra fuerza), como nos señalaba el Sensei Sumio YAMAGATA.


Yokoyama y su libro “Judo Kyohan”


Acerca del “uso de la fuerza”, la reflexión de YOKOYAMA inicia afirmando que “se trata de un error” lo que venían enseñando las escuelas tradicionales de Ju Jutsu acerca de que “no se debe utilizar la fuerza” porque que la fuerza termina perjudicando (trabajando en contra) a uno.

Continúa señalando que, entre dos rivales del mismo nivel técnico, resulta evidente que saca ventaja quien tenga mayor fuerza. Sin embargo, quien sea superior técnicamente, puede vencer a un rival mucho más (físicamente) fuerte, a través del aprovechamiento de esta fuerza del rival.

Quien tiene mucha fuerza, tiende a apoyarse demasiado en su fuerza para vencer a su rival y, frecuentemente, termina utilizando esa fuerza, en forma contraria a lo que indica la teoría del Judo. En estos casos, no podría vencer tan fácilmente a rivales técnicamente bien dotados o igualmente fuertes, como lo podría hacer frente a rivales a los que supere ampliamente en fuerza.

Además, quienes se apoyan en su fuerza, en general, no logran progresar técnicamente como los demás, debido a que tienden a tratar de vencer “como sea” con la fuerza, sin recurrir a la técnica. También, quienes se apoyan demasiado en la fuerza de sus brazos tienden a saltear el kuzushi o aplicar una técnica en sentido contrario al kuzushi, cosa que les obligar a realizar un sobre-esfuerzo que los expone a lesiones.


Es probable que, por esta razón, muchos maestros de Ju Jutsu habrían venido afirmando que el Ju Jutsu no era apropiado para quienes tengan mucha fuerza o que no se debe utilizar la fuerza. Sin embargo, esto no significa que la fuerza sea contraproducente, sino que demuestra la falta de entrenamiento o un abordaje equivocado del entrenamiento. Por lo tanto, si quien tenga mucha fuerza acumula suficiente entrenamiento realizado en su sentido correcto, se transformará en un excelente luchador que ejecute las técnicas en forma fluida y progresará en el uso apropiado de su fuerza.

Por consiguiente, los practicantes deben esforzarse para desarrollar su fuerza muscular para utilizarlo en forma apropiada (poniéndolo al servicio de la técnica), ya que la fuerza es necesaria tanto para provocar el kuzushi, mantener la posición natural (shizen tai) y ejecutar en forma efectiva una técnica.


También, se cuenta que, durante las prácticas, YOKOYAMA indicaba a sus discípulos que “no se debe utilizar la fuerza de los brazos, que se deben mantenerlos relajados y se debe utilizar la cadera”. Este principio de “no depender de la fuerza de los brazos” sigue vigente en el Judo actual.

Lo importante es tomar conciencia que un oponente que trata de imponer su forma de combate basada en la fuerza de brazos es el más fácil de controlarlo. Esto se debe a que, al tratar de derribar a un oponente de contextura física y peso similares solamente con la fuerza de los brazos, se anulan entre sí las fuerzas por resultar antagónicas. Más aún, un oponente con su cuerpo rígido a causa de la tensión en sus brazos resulta más fácil de derribar, a través de un simple cambio de ángulo, aplicando la fuerza en la dirección correcta.

Mantener el cuerpo relajado, principalmente sus brazos, permite aplicar el “Principio del Ju” para aprovechar la fuerza del oponente o hacerla pasar de largo.

Así como afirmaba YOKOYAMA hace más de 100 años, es importante no apoyarse en la fuerza de los brazos para imponerse en los combates. Para ello resulta fundamental el trabajo de la cadera y las piernas para responder o anticiparse a los movimientos del oponente, manteniendo los brazos relajados. El cuerpo relajado permite percibir los movimientos de ataque del oponente y responder con movimientos apropiados de cadera y piernas e iniciar el ataque.

Atacar con los brazos relajados no es algo fácil para quienes no están habituados y requiere un trabajo a conciencia para cambiar de estilo de combate. Al combatir relajando conscientemente los brazos, casi todos se dan cuenta lo mucho que venían dependiendo de la fuerza de sus brazos. Ya que nadie puede cambiar su forma de combate de un día para el otro, para lograrlo se debe realizar una práctica basada en la repetición con los brazos relajados.

La clave de esta práctica de repetición se encuentra en aprender con el cuerpo los movimientos de cadera y piernas. En Judo, resulta fundamental el trabajo de la cadera ya que con la misma se carga al oponente para proyectarlo o se provoca el kuzushi con su giro. Y, para que el trabajo de la cadera resulte efectivo, resulta fundamental el trabajo preciso de las piernas para ubicar los pies en el lugar exacto de modo que se pueda transmitir el 100% de la fuerza.

Precisamente, se deben practicar mediante las repeticiones los giros de la cadera y la ubicación correcta de los pies, de modo que puedan ser realizados en forma natural e inconsciente en combate.

Así, una vez asimilada la técnica, se debe incrementar su potencia, o sea, la fuerza y la velocidad, enfocando en los músculos de las piernas y la cadera. Piernas y cadera adecuadamente entrenadas resultan indispensables para ejecutar los movimientos flexibles característicos del Judo tanto en defensa como en ataque.

El propio YOKOYAMA señala que no se debe tratar de desequilibrar al oponente solamente con la fuerza de los brazos, ya que se corre el riesgo de perder la propia estabilidad y ofrecer una oportunidad de ataque al oponente, por lo que el kuzushi debe ser efectuado con el trabajo de cadera y piernas. También, es importante el trabajo de las piernas y la cadera para mantener la posición natural o shizen-tai y la propia estabilidad.

Además, tal como se mencionó más arriba, cualquier exceso de tensión en los brazos hace que no se pueda responder adecuadamente contra los ataques del oponente, aprovechar su fuerza e iniciar inmediatamente un movimiento de ataque, ya que implica un retardo en la reacción. Al respecto, YOKOYAMA, en su libro, hace hincapié sobre dos puntos a los que denomina “sensibilidad de los músculos” y “trabajo de la mente”.

En cuanto a la “sensibilidad de los músculos”, se refiere a que, para anticipar o percibir los movimientos del oponente y poder reaccionar al instante, resulta fundamental reaccionar a través del sentido de los músculos, sin depender de la vista, cosa que se logra solamente con el entrenamiento. Y, cuando se refiere a entrenamiento, no se refiere solamente del entrenamiento técnico y físico, sino también del entrenamiento mental, que tiene que ver con el mencionado “trabajo de la mente”.

A propósito del entrenamiento mental, YOKOYAMA indica que el entrenamiento del Judo debe preparar a los practicantes de modo que pueda relajarse para superar cualquier presión que les pueda generar la competencia o shiai. Así, destaca la importancia de mantener la calma para evitar que el miedo o la ansiedad les genere un exceso de tensión que haga retardar cualquier reacción o una desconcentración que le impida defenderse o atacar en forma oportuna.

De esta forma, se justificaba la importancia de un desarrollo equilibrado de la mente, el físico y la técnica, hace ya más de 100 años. Si bien estos principios básicos siguen vigentes aún en la actualidad, los avances científicos tanto del entrenamiento físico y técnico, como del entrenamiento mental, nos permiten abordar el entrenamiento en forma mucho más eficiente y eficaz.

En particular, en lo que hace a la relajación mental que tienen una correlación directa con la relajación física necesaria para alcanzar el máximo rendimiento, actualmente se conocen distintas técnicas y rutinas (que permiten generar un reflejo condicionado independiente de su voluntad para relajarse) que podrían ser seleccionados por el atleta junto a su entrenador, con el fin de maximizar su rendimiento.

Así, como existen diferentes técnicas para la relajación, los hay otros tantos para los diferentes componentes del entrenamiento mental, tales como, la concentración, la visualización, el auto-diálogo y la preparación mental precompetitiva que, seguramente, serán tratados en alguna nota siguiente.

Por su parte, Kosei INOUE (1978) Director Técnico de la Selección Masculina de Judo quien llevó a su equipo a obtener una de las mejores perfomances olímpicas de la historia con la obtención de medallas por todos los 7 integrantes en los JJOO de Río de Janeiro 2016, narra en su libro “KAIKAKU” (Reforma), entre otros aspectos de la preparación olímpica, la importancia que tuvieron el acondicionamiento físico y mental para lograr el éxito tras asumir para revertir el fracaso en Londres 2012.


Inoue y su libro y Okada, preparador físico





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