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Los Beneficios de los Pies Descalzos y el Judo.

A través de distintas Notas publicadas en este BLOG, hemos venido tratando sobre los beneficios de la actividad física en general y de la práctica del Judo en particular, con particular foco sobre los efectos positivos en los niños que padecen algunos de los Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) como el Trastorno del Espectro Autista (TEA) y otros trastornos como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH) y el Trastorno de Aprendizaje (TA).

Sin embargo, no nos habíamos detenido en los diversos beneficios que implican, especialmente para los niños, el simple hecho de andar con los pies descalzos y estimular las plantas de los pies, teniendo en cuenta que el tatami de los dojos de Judo es el entorno ideal desde el punto de vista de la seguridad y la higiene para que los niños corran y se ejerciten con los pies descalzos.

En la presente Nota, trataremos sobre los beneficios de andar con los pies descalzos que, por su parte, se trata de una costumbre muy arraigada dentro de la cultura tradicional japonesa.





La cultura de los pies descalzos en Japón.

En Japón existe una costumbre ancestral incorporada en la cultura tradicional de descalzarse al ingresar a las casas que, en general, se cree erróneamente que ello se debe al uso del tatami, ya que la costumbre de descalzarse es mucho más antigua que la introducción y el posterior uso masivo del tatami. Se dice que la costumbre de descalzarse data del Período Yayoi (300 años A.C. a 250 D.C.), mientras que el uso del tatami se introdujo en el Período Heian (año 794 a 1185 DC) y se masificó a mediados del Período Edo (1603 a 1868). Se estima que la costumbre de descalzarse especialmente por el clima lluvioso y húmedo del Japón que, por un lado, hacía que para muchos resultara más cómodo andar descalzos especialmente para realizar las labores agrícolas y por otro, que las viviendas tengan una estructura sobre elevada, de modo que el piso no esté apoyado directamente sobre el suelo húmedo y también, obligue a descalzarse antes de ingresar.

Esta costumbre ancestral ha hecho que las disciplinas más populares del Budo o artes marciales japoneses como el Sumo, el Judo y el Kendo hayan sido concebidos para ser practicados con los pies descalzos (a pesar de que no sucedía lo mismo en el campo de batalla real).

Andar con los pies descalzos implica una serie de beneficios, principalmente para el desarrollo de los niños. Sin embargo, los cambios en los hábitos de vida han hecho que se vayan debilitando algunos de estos beneficios y que, como forma de compensar esta pérdida, aparecieron muchas guarderías y jardines de infantes (y, en menor medidas, escuelas) en los que los niños realizan todas las actividades con los pies descalzos. En este mismo sentido, en los últimos tiempos, los dojos de Judo han comenzado a resaltar los beneficios de la práctica con los pies descalzos como uno de los tantos beneficios de la práctica del Judo.

Entre los principales beneficios más citados por los especialistas de andar con los pies descalzos, especialmente en los niños más pequeños, se pueden mencionar que 1) favorece la formación del arco plantar y evita el pie plano, 2) previene las malformaciones de los pies causadas por los calzados incorrectos, 3) ayuda al desarrollo neurológico, acelerando las habilidades motoras y la coordinación visual y manual y 4) mejora la capacidad inmunológica.




Desarrollo de los pies.

En los últimos tiempos, debido a los cambios de hábitos de vida mencionados, se suele escuchar que los niños actuales tienen más facilidad de caerse y lastimarse, al no poder mantener adecuadamente el equilibrio. Ello se debe principalmente a la pérdida de la capacidad de los pies que, con una superficie que no llega al 2% de todo el cuerpo, son los que están en contacto con el suelo y deben moverse controlando el equilibrio con la fuerza de gravedad. Si los pies no trabajan en forma adecuada, se torna difícil realizar correctamente cualquier tipo de movimientos desde pararse hasta caminar, correr o saltar. Por ello, resulta muy importante el desarrollo de los pies, prestando especial atención a los siguientes 4 elementos:

1) Dedos de los pies.

En Japón, se dice que, en los niños actuales, se observa un pronunciado aumento de los llamados “dedos flotantes” (dedos que no se apoyan en el piso), así como de la disminución del “reflejo de agarre”. Ello se debe al mayor uso de las medias para proteger los pies de los bebés y niños del frío y de los elementos peligrosos y a la menor oportunidad de caminar sobre terrenos irregulares que reducen el estímulo a las plantas de los pies y hacen que disminuya el reflejo plantar. Esto hace que los niños tengan menos capacidad de hacer fuerza o resistencia con los dedos de los pies, produciéndose los mencionados dedos flotantes y juanetes que, a su vez, provocan la inestabilidad de las plantas de los pies. Esta inestabilidad en las plantas de los pies hace que el cuerpo tienda a compensarla con posturas incorrectas de su tren superior que son las causas de la disminución del sentido de equilibrio de los niños.

Por lo tanto, resulta muy importante crear un hábito en los niños, desde una edad muy temprana, para que pueda generar un suficiente reflejo plantar, estimulando las plantas de los pies.

2) Arco del pie.

Debido a que el arco de los pies influye en gran medida para cualquier tipo de movimientos, empezando por la simple caminata, resulta de fundamental importancia que los niños vayan formándolo desde muy pequeños, permaneciendo descalzos el mayor tiempo posible.

Cabe recordar que el arco plantar se forma a medida que los niños crecen y los tejidos se tensan, normalmente a los 2 o 3 años de edad y andar descalzos y ejercitar los dedos favorece esta formación.


3) Mecanorreceptores.

En las plantas de los pies se encuentran presentes sensores o receptores sensoriales denominados “mecanorreceptores” que tienen la función de captar los efectos mecánicos que se estimula por la contracción muscular y la presión en los elementos articulares, desempeñando un papel preponderante, al indicar la presión diferencial de los arcos plantares. Al mismo tiempo, permiten la percepción de las irregularidades del terreno y la adaptación de los reflejos de equilibración.

El cerebro emite las órdenes a los distintos músculos para mantener el equilibrio sobre la base de las informaciones que recibe desde los ojos, los canales semicirculares y de estos mecanorreceptores. Por ello, si no se desarrollan correctamente estos mecanorreceptores, el cerebro no recibe la información precisa sobre el estado del cuerpo y queda impedido de emitir las órdenes apropiadas. Para desarrollar los mecanorreceptores de los pies, lo más sencillo es permanecer descalzos, mover los dedos de los pies y estimular las plantas de los pies.

Así, al mejorar las funciones de los mecanorreceptores, se mejora la capacidad de equilibrio, previniendo caídas y esguinces de tobillos, recordando que para el mantenimiento del equilibrio es necesario que la proyección al suelo del centro de gravedad se mantenga en el interior de la superficie de apoyo (base de sustentación) que es el polígono en el que se incluyen los pies, para nuestra postura bípeda.

4) Tobillos.

Las principales funciones de los tobillos son las siguientes: 1) estabilidad de la postura, 2) absorción de los impactos y 3) adquisición de la fuerza de impulsión.

Debido a que, normalmente, si hay rigidez en los tobillos, los músculos de todo el cuerpo tienden a ser rígidos, se debe ejercitar la flexibilidad de los tobillos con ejercicios que se realizan con los pies descalzos.





Los beneficios de estimular las plantas de los pies.

El solo hecho de mover los dedos de los pies y estimular las plantas de los pies genera varios beneficios tanto en niños como en adultos, especialmente en la activación de las funciones del cerebro.

Al mover los dedos de los pies que son las extremidades más alejadas y por debajo del corazón, se mejora la irrigación sanguínea del cerebro, principalmente de sus lóbulos frontales que tienen una estrecha relación con las funciones ejecutivas que son las que nos permiten dirigir nuestra conducta hacia un fin y comprenden la atención, la planificación, la secuenciación y la reorientación de los actos. Además, los lóbulos frontales tienen una estrecha relación con el crecimiento de los niños ya que la niñez es el período en que se desarrollan la mayor parte de las conexiones nerviosas. Por lo tanto, la cantidad y la calidad de los estímulos influyen también en el desarrollo del cerebro.

Mejorar la irrigación sanguínea del cerebro eleva naturalmente la capacidad de concentración, haciendo que un niño pueda poner toda la atención en una actividad sin distracción alguna.

Como se indicó más arriba, al estimular las plantas de los pies, se mejora el funcionamiento de los mecanorreceptores que captan la información del suelo para que el cerebro emita las órdenes para que los músculos trabajen correctamente para mantener el equilibrio del cuerpo. Dado que, en casi todos los deportes, resulta fundamental el trabajo de las piernas, corriendo, saltando o haciendo fuerza, es importante mantener constantemente alta la sensibilidad de las plantas de los pies, a través del estímulo permanente. En el caso particular del Judo, este aspecto se torna particularmente importante, ya que. Además de la fuerza de las piernas, el equilibrio es un factor fundamental.

Asimismo, de acuerdo a la medicina oriental, en las plantas de los pies se encuentran puntos y meridianos que están conectados con los distintos órganos del cuerpo, por lo que el estímulo de los mismos posibilitaría mejorar la condición física.




Así, el tiempo que permanece un niño en un dojo de Judo es muy valioso por los efectos positivos que genera el hecho de andar y ejercitarse con los pies descalzos, además de la sensación de placer y libertad que produce el simple hecho de descalzarse.



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