Otro Desafío del Judo Japonés: Captar Principiantes Adultos.
Durante el presente período de la Pandemia del COVID-19, quedó ratificada la importancia de la actividad física regular no sólo para reforzar el sistema inmune de las personas, sino también desde el punto de vista de la salud mental.
Así, durante el período de aislamiento, muchas personas iniciaron una rutina de ejercicios para realizar regularmente en sus respectivos domicilios y al mismo tiempo, muchos instructores de Judo mantuvieron el contacto con sus alumnos dictando clases a distancia, con prácticas centradas en los ejercicios físicos y el tandoku renshu o práctica individual de las técnicas.
Es de esperarse que una vez normalizada la situación con la remisión de la pandemia, haya un cambio de hábito en la población y se incremente la demanda de la práctica deportiva en clubes y gimnasios. Aunque esto sea, tal vez, una expresión de deseo, es de esperarse una mayor demanda entre adultos de 40, 50, 60 años y más, interesados en mantener o mejorar su salud física y mental y así, elevar su calidad de vida.
Debido a los cambios registrados en la sociedad japonesa en las últimas décadas, caracterizados por el envejecimiento de la población y la disminución de la población infantil, el gobierno viene impulsando el Plan Básico de Deporte elaborado en el año 2012 que tiene como meta que 2 de cada 3 personas adultas (aprox. 65%) practiquen algún deporte más de 1 vez por semana y que 1 de cada 3, lo hagan más de 3 veces por semana, con el fin de promover la salud entre los adultos en general y un envejecimiento saludable entre los adultos mayores en particular.
Gracias a las distintas medidas adoptadas por el gobierno para promover la práctica deportiva entre los adultos, se observa un paulatino incremento de la frecuencia semanal de la práctica deportiva, ya que el porcentaje de la población que practica algún deporte más de 1 vez por semana que era de 40,4% en el 2015, hacia fines del 2019, había llegado a 53,6%.
Una de las medidas concretas tomadas por el gobierno, aparte de una intensa campaña de sensibilización y promoción, fue la construcción de centros polideportivos comunitarios a lo largo de todo el país con el fin de que sean utilizados por la comunidad local y por las instituciones educativas de la zona que no cuenten con la infraestructura apropiada.
Kano y Mifune
En el caso particular del Judo, en general, los visitantes japoneses se sorprenden al visitar los Dojos de nuestros clubes por la gran participación de practicantes mayores de 30 años, cosa que no ocurre tanto en Japón, debido a que gran parte de la actividad transcurre en el ámbito de las instituciones educativas (principalmente escuelas secundarias y universidades) donde hay un marcado sesgo competitivo.
El creador del Judo, Jigoro KANO, ha sido un gran impulsor del “Deporte para Toda la Vida” y ha promovido la práctica de la natación y especialmente del running, por tratarse de una actividad de fácil acceso para las personas de cualquier edad. Por otra parte, también ha concebido al Judo como un “Deporte para Toda la Vida” (Judo para Toda la Vida), incorporando los Katas que permiten ser practicados con seguridad para personas mayores. Pero, esta práctica “para Toda la Vida” estaba pensada para que aquellos que se iniciaban desde niños o adolescentes puedan seguir practicando durante toda su vida, siendo impensable, en su época, que haya un principiante, por ejemplo, de 50 años de edad.
El Judo Japonés viene impulsando una serie de medidas tendientes a frenar la constante disminución de la población practicante que se viene verificando en las últimas 2 décadas, con medidas diferenciadas para captar practicantes de distintas edades y sexo. Así, por ejemplo, se vienen realizando campañas de promoción para que vuelvan a los Dojos aquellos que lo hayan practicado en su juventud o que las madres comiencen a practicar junto a sus hijos, de modo tal de “incluir” aquellos practicantes que el sistema venía “excluyendo” por su marcado sesgo competitivo.
Atención personalizada a principiantes adultos
Sin embargo, gran parte de los actores del Judo Japonés coinciden en que actualmente no existe en Japón un entorno apropiado donde los adultos puedan disfrutar de la práctica del Judo y mucho menos, para que los adultos puedan iniciar su práctica como principiante, sin experiencia previa alguna. Por ello, son muy pocos los mayores de 30 años que ingresan como principiantes en los Dojos japoneses, donde los jóvenes están orientados principalmente a la competencia y los mayores o adultos son casi todos “veteranos” con muchos años de práctica.
Así, los principiantes adultos se han convertido en un “segmento del mercado” desatendido, por tratarse, al menos hasta ahora, de una demanda muy acotada que requiere una especial atención casi personalizada por parte de los instructores.
Ante esta situación, en los últimos años, así como surgieron Dojos e instructores que se “especializaron” en niños con algún trastorno del desarrollo como los Trastornos del Espectro Autista (TEA) y los Trastornos de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) e incluso, con personas con alguna discapacidad intelectual, también, surgieron Dojos con instructores interesados en captar principiantes adultos, ofreciendo servicios que responden a sus necesidades.
No hay dudas que los cambios en la Sociedad Japonesa están obligando a impulsar cambios en el Judo que debe enfrentar nuevos desafíos como el de revertir la disminución de la población de practicantes, diversificando los modos de abordaje de la enseñanza y práctica, dejando su carácter extremadamente competitivo que ha venido excluyendo a los potenciales practicantes del sistema
Alguien que retornó a la práctica tras 50 años
Tanto en el caso de los niños con algún trastorno, como en el de los principiantes adultos, en general, la práctica está alejada del sesgo extremadamente competitivo que caracteriza al Judo Japonés actual, liberando a sus practicantes de la presión que implica la competencia y el entrenamiento orientado para tal fin.
De esta forma, gracias a estos Dojos e instructores, se están incrementando aquellos Dojos “amigables” para principiantes adultos que llegan a tener 50, 60 años o más. Si bien algunos principios básicos para la enseñanza no varían para todas las edades, pero en el caso de los principiantes mayores, se debe prestar una mayor atención en la prevención de accidentes o lesiones que en niños y adolescentes que tienen una mayor flexibilidad. Por lo cual, se debe prestar atención en la enseñanza de los movimientos básicos, especialmente en los ukemis o caídas. Cualquier lesión provocada en los principiantes adultos, hará que muchos de ellos no vuelvan más al Dojo, aunque se recuperen de los mismos.
Muchos instructores ponen particular énfasis en diferenciar las “3 modalidades de práctica” según el nivel del compañero con quien se practica, o sea, con un compañero del mismo nivel, con un uno mayor nivel y con otro de menor nivel, como forma de evitar todo tipo de lesiones.
Quien practica con un compañero de menor nivel, debe permitir que éste ataque libremente, probando distintas opciones y dejarse lanzar, cuando una técnica está bien ejecutada, de modo que el principiante vaya avanzando en el aprendizaje correcto de las técnicas. Además, el de mayor nivel debe tratar siempre de proyectar a su compañero con la mayor limpieza o pureza técnica posible, evitando la aplicación forzada de cualquier técnica. De esta forma, aquel de mayor nivel también logrará mejorar su técnica, creando para sí mismo una dificultad.
La práctica entre compañeros del mismo nivel es donde cada uno trata de desplegar al máximo su capacidad, pero siempre se debe tener en cuenta que el “randori no es shiai”, no forzando una defensa y dejándose lanzar, para evitar cualquier lesión. El instructor deberá saber discernir cuándo 2 principiantes del mismo nivel están en condiciones de realizar un randori entre ellos con cierto nivel de seguridad, ya que los principiantes tienden a resolver con la fuerza tanto el ataque como la defensa, pudiendo desencadenar alguna lesión grave en cualquiera de los 2 integrantes de la pareja.
Con los principiantes adultos, el instructor debe establecer un diálogo personalizado para conocer sus motivaciones (que, en general, no serían competitivas) y fijar conjuntamente los objetivos de corto, mediano y largo plazo y periódicamente, revisar los mismos de modo de corregirlos en caso de necesidad. También, sería muy importante promover la socialización entre los miembros del Dojo, ya que para muchos principiantes mayores es más importante el “clima” que se vive en el Dojo que la calidad técnica del instructor.
La consigna actual para la práctica del Judo, tanto para los niños, como para los adultos, además de la seguridad, debe ser la sana “diversión”, haciendo que cada practicante disfrute cada uno a su modo de la práctica.
Muchos instructores coinciden en la importancia de las clases especiales de introducción o las clases de “prueba” en las que los interesados puedan tener una buena experiencia práctica que los incentive a inscribirse. A propósito de estas clases de introducción, se ha hecho público el caso de una instructora que tiene como alumna a su madre de 71 años quien, tras participar de una de estas clases, se sintió tan bien que se animó a inscribirse.
La madre (71) de la instructora
También, existen muchos casos de practicantes adultos que volvieron a la práctica tras 40 o 50 años de interrupción y que han redescubierto el placer de transpirar haciendo Judo. Para estos tipos de practicantes, será muy importante que tomen conciencia del tiempo transcurrido y que su “entusiasmo” por el retorno no le haga sobrepasar los límites de sus posibilidades físicas, para prevenir cualquier tipo de lesiones.
Por su parte, los principiantes adultos suelen manifestar sensaciones de satisfacción como las siguientes:
Redescubrí el placer de mover el cuerpo y percibir sus beneficios, tanto desde el punto de vista físico como mental
Estoy muy contento por estar aprendiendo cosas nuevas, tanto en lo técnico como en lo filosófico y espiritual
Siento alegría al percibir que estoy logrando un crecimiento personal y contribuyendo al de mis compañeros
Siento un gran placer al proyectar a un compañero y ser proyectado por éste
Personalmente, disfruto mucho tanto practicando con los principiantes mayores como recuperando a la práctica activa a los mayores retirados, prestando mi cuerpo (mientras pueda) y viendo la satisfacción que sienten al lanzarme. Se trata de una experiencia enriquecedora para uno mismo y me obliga a mejorar mi capacidad de comunicación para trabajar mejor en la motivación y la confianza de esta franja de principiantes.
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