La enseñanza del Kumite o agarre
Si bien en muchas Notas recientes hemos tratado sobre el importante papel que cumplieron, en los últimos JJOO de Tokyo 2020, la táctica y la estrategia de combate en general y del kumite o agarre en particular, como punto de partida para poder desplegar exitosamente cualquier táctica de combate. Esta importancia fue potenciada por el “año extra” de estudio que permitió la postergación de los JJOO, a causa de la Pandemia del COVID-19. Aunque la Pandemia impidió que, durante gran parte de este período de postergación, se realizaran todo tipo de competencias, al mismo tiempo, permitió que muchos atletas aprovecharan este período no sólo para extremar la preparación desde el punto de vista táctico, empezando con la táctica del kumite, a través del estudio de los principales rivales, sino también para desarrollar “armas secretas” que no estuvieran en el radar de sus rivales para sorprenderlos.
Sin embargo, cuando hablamos de táctica de combate en general y del kumite en particular en los JJOO, nos estamos refiriendo sobre cuestiones técnicas en atletas de alto rendimiento a nivel mundial y, para un instructor de un club o dojo de barrio donde concurren practicantes de los más diversos niveles y edad, se nos plantea el gran desafío de cómo encarar la enseñanza del kumite desde lo más básico para los principiantes hasta algo más complejo para los practicantes medios y avanzados, sin perder de vista lo que ocurre al más alto nivel.
Nagase (izq.) y Ohno (der.)
En este desafío compartido entre el practicante y el instructor para el desarrollo físico y técnico de cada practicante, se me ocurre que lo importante es no caer en la tentación de saltear o acortar etapas para encarar algo más sofisticado, sin haber consolidado suficientemente la base. De esta forma, evitaríamos que el atleta adquiera algunos “vicios” que, una vez adquiridos, serían muy difíciles de corregir o erradicar, como, por ejemplo, un agarre incorrecto basado en la fortaleza de sus brazos que, podría haberle permitido ganar muchos combates siendo novicio, pero que lo limitaría en su desarrollo.
A propósito de desafíos, el primer gran desafío para todo instructor al frente de un dojo es el de adoptar la orientación y un estilo básico del Judo a impartir a sus alumnos en su dojo y realizar las adaptaciones necesarias para el perfil general del alumnado y para cada alumno en particular, de acuerdo a sus características. Así, quedaría a criterio de cada instructor la orientación a seguir que dependería especialmente del grado de prioridad que le asigne al Judo competitivo y el estilo a adoptar en su dojo, de acuerdo a la orientación que haya elegido.
Tal vez, para quien se incline hacia el Judo netamente competitivo la “hoja de ruta” sería algo más lineal, aunque no por ello fácil, mientras que para aquel instructor que pretenda darle “mayor amplitud” al Judo a enseñar en su dojo, necesitará una preparación más amplia y general, para atender las demandas e inquietudes de un alumnado más diverso.
Personalmente, prefiero un Judo más amplio, centrado en el aprendizaje de la base, de modo que, una vez adquirida una base sólida, sea el propio practicante quien tome la decisión sobre la orientación a dar a su práctica. En cuanto al estilo, no podría traicionar al Judo Japonés que aprendí de mi maestro, Hideki SOMA, de ataque permanente en avance con agarre con las 2 manos, aunque me cueste trasmitirlo plenamente.
Si, por ejemplo, un practicante de la edad de cadete o junior pretende dedicarse a pleno al Judo competitivo y veo que mi dojo no le puede proveer los suficientes horarios ni compañeros de práctica que requerirían para elevar su nivel competitivo, debería ser lo suficientemente flexible para proponerle otras alternativas, aunque ello implique “perderlo” como alumno regular.
Enseñanza del kumite: desde la base a la alta competencia
Supongo que casi todos los instructores estamos de acuerdo en empezar enseñando el kumite o agarre, desde su forma clásica y tradicional de agarre de solapa y manga. Si bien para la posición del agarre de la solapa con el tsuri-te coinciden gran parte de los maestros japoneses en que ésta sea a la altura de la clavícula de uke, en cuanto a la posición de agarre de la manga existen pequeñas diferencias entre los maestros, desde su extremo hasta la zona cercana a la axila, la más generalizada es la zona cercana al codo.
A partir de este paso básico y elemental, deberíamos ir añadiendo pequeños ajustes de acuerdo a la contextura física de cada practicante y las técnicas que vaya aprendiendo, acompañando su evolución. Tal vez, sirva como guía para practicar distintas opciones de agarre la “Teoría de las 6 Secciones” del Sensei Kenichiro AGEMIZU, director técnico del equipo masculino de la Universidad TOKAI donde las 6 Secciones son las resultantes de las combinaciones de las 2 formas de agarre, (1) agarre simétrico o ai yottsu (diestro contra diestro o zurdo contra zurdo) y (2) agarre asimétrico o kenka yottsu (diestro contra zurdo) con las 3 características de altura de los rivales, (1) más alto, (2) de igual altura y (3) más bajo. En su teoría, AGEMIZU recomienda las técnicas más apropiada para cada sección, así como la forma del kumite más apropiado.
Cabe recordar también que, en el Judo Japonés, en agarre ai-yottsu o simétrico, lo normal es que el kumite se inicie con el agarre con la mano del hikite de la solapa del oponente para luego agarra la solapa con el tsuri-te, mientras que en agarre kenka-yottsu o asimétrico, el kumite se inicie con el agarre de la solapa con el tsuri-te.
A medida que el practicante vaya avanzando técnicamente, deberá ir identificando, conjuntamente con su instructor, tanto los tipos de rivales, agarres y situaciones que lo complican como los que lo favorecen de modo de ir buscando las formas de superar sus falencias e inducir las situaciones que lo favorecen.
Si bien no hay dudas sobre la importancia del kumite para el desarrollo de un combate, cada instructor le dará al kumite un sesgo que esté de acorde con el estilo de Judo que busca para su dojo. Así, según el estilo de Judo que haya adoptado, un instructor podría priorizar un kumite que facilite el ataque, o bien, un kumite que impida el ataque del oponente.
A medida que el practicante vaya avanzando en su nivel competitivo, debería ir ampliando sus opciones de kumite y al mismo tiempo, trabajar sobre situaciones cada vez más específicas, con simulación de rivales con nombre y apellido. Lo normal frente a rivales que lo superen técnicamente, sería buscar opciones de kumite para anular o neutralizar la técnica del rival y a partir de allí, buscar la forma de atacarlo. La importancia de esta “preparación táctica” salió a la luz en el combate definitorio para designar el representante olímpico japonés para la categoría -66kg entre Joshiro MARUYAMA y Hifumi ABE, cuando este último realizó un planteo táctico a partir de su kumite, cerrándole toda posibilidad de un ataque efectivo por parte de su rival, considerado por muchos como técnicamente superior.
El kumite, según Hirotaka OKADA
Libro y DVD sobe ashi-waza de Okada
Aquí, resulta muy interesante la teoría sobre el kumite que presenta en su libro y DVD sobre ashi-waza el doble campeón mundial y actual director técnico general del equipo de la Universidad de TSUKUBA, Hirotaka OKADA. En dicho libro y DVD, el autor le dedica un importante espacio al kumite al que considera clave para la ejecución efectiva de los ashi-waza, en un capítulo denominado “El Kumite de los Campeones”. Según OKADA, la finalidad del kumite debe ser el de agarrar cuanto antes al oponente en la forma más apropiada para poder aplicar su tokui-waza y proyectarlo y no debería ser para impedir el agarre y el ataque del oponente. Por ello, recomienda no asignar demasiado tiempo al kumite durante el combate, tratando de imponer el kumite y lograr el máximo control del oponente, sino adelantarse en el agarre con las 2 manos e iniciar el ataque, con un mínimo de control o ventaja en el kumite que se haya alcanzado, sin buscar el máximo control posible.
Para ello, en el caso de agarre ai-yottsu, si bien no niega el principio de iniciar el agarre con el hiki-te, propone el agarre simultáneo con ambas manos con el hiki-te agarrando también la solapa o la zona cercana a la axila del oponente, para luego, una vez agarrado y controlada la distancia estirando los codos, agarrar la manga con el hiki-te. Con esta modalidad, según OKADA se evitaría que ambos contendientes queden agarrados por sus mangas, en el intento de ambas partes de iniciar el agarre con el hiki-te, lo que implicaría un trabajo extra de kumite para romper el agarre de la manga por parte del oponente, demorando el inicio del ataque.
Agarre simultáneo con las 2 manos en ai-yottsu
Para el agarre kenka-yottsu o asimétrico donde ambos contendientes inician normalmente con el agarre de la solapa con el tsuri-te, explica minuciosamente el trabajo del codo y la muñeca para manejar correctamente la distancia y poder trasmitir eficazmente la fuerza, tanto en el agarre con el tsuri-te por encima al del oponente como por debajo o por dentro del tsuri-te del oponente.
Para cualquier tipo de agarre, recomienda iniciar el kumite con una posición erguida, debido a que, de acuerdo a la reglamentación actual que prohíbe el agarre del pantalón, hace innecesario agazapase o doblarse para cuidarse del agarre de las piernas, recordando que la posición erguida permite atacar y defenderse con mayor naturalidad.
Agarre del hiki-te por encima (izq.) y por debajo (der.) en kenka-yottsu
El capítulo sobre kumite incluye, además de las formas básicas de kumite en agarres ai-yottsu y kenka-yottsu, las formas de resolver las situaciones más comunes en combate, tales como, en agarre ai-yotsu, contra agarre de la solapa por detrás de la nuca, contra el control del tsuri-te por el agarre del extremo de la manga, contra un oponente muy perfilado y contra agarres atípicos (2) y en agarre kenka-yottsu, las formas de agarre con el tsuri-te y el hiki-te, contra agarres por una de las mangas o solapa o por detrás de la nuca, contra un oponente que impide el agarre de la solapa y contra oponentes altos. Resulta muy particular la forma de resolución que propone para este último caso, contra oponentes altos, ya que propone, al contrario de la mayoría de los maestros, agarrar la solapa del oponente con el tsuri-te por detrás de la nuca para doblarlo y bajarle la cabeza, cargando todo el peso en el brazo del tsuri-te, sin hacer demasiada fuerza con el brazo, impidiéndole mantenerse erguido para que no pueda trasmitir plenamente su fuerza. Además, recomienda aprovechar la reacción del oponente al ser bajado su cabeza, para aplicar una técnica de nage-waza.
Contra oponentes más altos
Una característica particular del kumite que propone OKADA es el de “permitir algunas concesiones” como el de dejarse agarrar por el oponente siempre que éste no tome el control total o empezar con un kumite en el que ninguno de los 2 contendientes tenga ventaja, para ir sacando ventaja con el desarrollo del combate, frente a lo que proponen otros maestros que indican que, en el kumite, no se debe permitir ninguna concesión. Aquí, sería importante, haciendo o no algunas concesiones, no empecinarse con una sola opción de kumite y ser lo suficientemente versátil como para aplicar otras opciones de kumite o contar con opciones de ataque a partir de un kumite desfavorable.
Las observaciones de OKADA se tornan más interesantes si se tiene en cuenta que fue uno de los entrenadores en la Universidad de TSUKUBA de Takanori NAGASE, el último campeón olímpico de la categoría -81kg quien es considerado uno de los mejores del mundo en el manejo de la distancia a partir de un kumite excepcional e indescifrable, haciendo creer a sus rivales que tiene el control cuando, en realidad, no lo tiene. Asimismo, Yusuke KANAMARU entrenador a cargo de NAGASE y OHNO en la selección masculina fue discípulo de OKADA en la Universidad de TSUKUBA, al igual que el excampeón mundial Hiroyuki AKIMOTO, entrenador de Akira SONE en la selección femenina para los JJOO de Tokyo 2020 y actualmente, en la selección masculina en reemplazo del mencionado KANAMARU, reconocido gran especialista en kumite.
Defensa contra agarre por detrás de la nuca corriendo el judogi
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