“Destrucción creativa” del Judo Tradicional o “Re-japonización” del Judo Moderno.
Si bien este cambio de hábito impuesto por la Pandemia del COVID-19 que nos obligó a estar mucho tiempo encerrado en nuestras casas nos ha traído una gran cantidad de efectos negativos, en lo personal, podría rescatar como un aspecto positivo que me dio la oportunidad de realizar cosas que venía postergando, o bien, interesarme en temas que nunca se me habría ocurrido en tiempos de normalidad.
Uno de estos aspectos positivos del encierro fue el hecho de haber podido indagar sobre aspectos del Judo que desconocía o aclarar algunos conceptos sobre los que tenía serias dudas, además de permitirme estar algo más actualizado e informado sobre nuestra actividad. Fue así que gran parte de lo leído que me pareció interesante para ser compartido, traté de resumirlo en las notas que fuimos publicando en nuestro humilde Blog de Judo COA que superaron las 100 notas desde que comenzó el aislamiento en marzo de 2019, hace ya unos 400 días, y a las 250 desde que iniciamos el Blog.
De todos modos, el acceso a mayor información y conocimiento hizo también que tuviera aún más dudas y también, me obligaron a reflexionar sobre errores cometidos en la enseñanza del Judo, sobre la base de conceptos erróneos o poco sólidos.
El Judo como deporte competitivo o como Budo
Una de las dificultades o desafíos en la enseñanza del Judo se encuentra en su carácter dual como “arte marcial japonés” o “Budo”, además de ser un deporte competitivo, ya que muchos instructores entre los que me encuentro, incluyendo a los propios japoneses, no tienen del todo claro de qué se trata este carácter de Budo que tiene una estrecha relación con la cultura y la educación tradicional japonesa. Además, el grado de incorporación de este componente de Budo demandado por los alumnos difiere según cada uno, desde aquellos que sólo buscan la práctica de un deporte puramente competitivo hasta aquellos que buscan la práctica del Judo como una disciplina tradicional de Budo, pasando por aquellos que buscan solamente el placer a través de la práctica del Judo.
La pureza técnica
Al respecto, el investigador japonés, Atsutoshi ARIYAMA de la Universidad Otemon Gakuin que es un estudioso que ha publicado varios artículos sobre el tema clasifica a los practicantes japoneses de Judo en los siguientes 3 grupos: (1) los que practican el Judo competitivo, teniendo en cuenta su carácter de Budo, (2) los que practican el Judo solamente como deporte competitivo y (3) los que practican el Judo como Budo tradicional, buscando la pureza técnica.
Lo que es un hecho irrefutable de la realidad es que el Judo es un deporte competitivo que ha llegado a ser una disciplina olímpica, como también es irrefutable que, en su propio país de origen, Japón, ha venido perdiendo o debilitando su carácter como Budo y que una parte de sus instructores ya no pueden explicar claramente la diferencia entre el Judo como deporte competitivo y el Judo como Budo.
Todo instructor, especialmente si fuera de cualquier otro país que no fuera Japón, podría optar, con todo derecho, entre enseñar un Judo netamente deportivo / competitivo, descartando cualquier otro significado y un Judo con algún valor agregado como Budo, así como los alumnos podrían elegir el tipo de Judo que quieran practicar. Personalmente, como instructor con ascendencia japonesa y formado por un maestro japonés como Hideki SOMA, me siento en la obligación de incorporar un componente básico de Budo en mis clases y dosificarlo según el perfil o la demanda de cada alumno.
Leer algunos artículos de ARIYAMA y escuchar varias veces una de sus recientes charlas me ha permitido aclarar algunos conceptos y también, ampliar algunas dudas sobre otros.
Según ARIYAMA, uno de los errores que cometemos muchos instructores de Judo es atribuir valores educativos exclusivamente al Judo por su carácter de Budo, cuando todos los deportes competitivos practicados sobre la base del “Juego Limpio” o “Fair Play” tienen, de por sí, importantes valores educativos y que, en muchos aspectos, se diferencian de los valores educativos del Judo, establecidos por su creador, Jigoro KANO, pero que no dejan de ser igualmente valiosos.
Un ejemplo dado por ARIYAMA para diferenciar el deporte competitivo con el Budo o arte marcial japonés es el “Rei-ho” que comúnmente llamamos “saludo”. Sin embargo, lo que “comúnmente llamamos saludo” y realizamos, por ejemplo, antes y después de cada combate no deja de ser otra cosa que un gesto o demostración de deportividad o de “Juego Limpio” presente en gran parte de los deportes occidentales, mientras que el “Rei-ho” en el Budo es parte del entrenamiento técnico que, en su ejecución, requiere un estado de alerta máxima y alta concentración (actuando como si también se tuvieran ojos en la nuca) que va mucho más allá de un simple gesto de cortesía. Es así que el Rei-ho no debe ser considerado solamente como una manifestación de valores morales universales, desconociendo su nexo con las técnicas, aunque el propio ARIYAMA reconoce la existencia de una contradicción en las directrices actuales para la enseñanza de las disciplinas del Budo en Japón donde se enfatiza principalmente su valor tradicional, sin ahondar en lo que él indica como la sustancia del “Rei-ho”.
La enseñanza según la educación tradicional japonesa.
Otro aspecto que resulta difícil de entender especialmente para los occidentales es la forma tradicional de enseñanza del Budo que tiene lógicamente una estrecha relación con la educación tradicional japonesa. Comprender la gran diferencia entre la educación tradicional japonesa y la educación moderna occidental ayuda a comprender mejor la forma del aprendizaje del Budo. La educación tradicional japonesa consiste en iniciar el aprendizaje a través de la práctica repitiendo o imitando las formas realizadas por los maestros, generando primero un cambio cuantitativo, para luego pasar a un cambio cualitativo, para generar finalmente un cambio de conducta. Mientras que, en la educación occidental moderna, el maestro obliga a pensar a los alumnos para generar primero un cambio cualitativo, para luego pasar a un cambio cuantitativo y llegar al mismo final de un cambio de conducta.
Este proceso ocurre también en la enseñanza / aprendizaje del Budo, en el que la puerta de acceso es la repetición de la forma o la técnica, sin pensar en ningún principio teórico. La correcta formación de la mente se debe producir naturalmente a través de una correcta práctica (física) de la técnica, dándose por sobreentendido que quien maneja correctamente la técnica, también maneja correctamente la mente. Según este principio, todo cambio en la forma de mover el cuerpo, genera un cambio en la mente. Todo lo que implique el perfeccionamiento de la técnica es el “do” o camino que está presente en las distintas artes japonesas, tanto sea la ceremonia del té, los arreglos florales o las artes marciales. Para ello, hay un dicho que resume este concepto que indica “se ingresa al “do” desde la técnica (waza)”. Un ejemplo dado por ARIYAMA es el del teatro tradicional donde el actor tiene un gesto para cada sentimiento que debe expresarlo despojado de todo sentimiento.
Sin embargo, personalmente, considero que, en la actualidad, resulta imposible aplicar a rajatabla la modalidad de enseñanza tradicional, ya que serían muy pocos los alumnos que lo acepten o toleren y aquí también debemos aplicar el principio de adaptabilidad que trataremos más adelante.
Código Moral del Judo.
Donde también ARIYAMA derrumba otro mito es en lo que se refiere a los valores morales o código moral de los samuráis que habrían regido en el Budo y que fueron adoptados por el Judo Europeo. Estos valores morales fueron dados a conocer por Inazo NITOBE (1862 – 1933) en su obra “Bushido: el alma de Japón” (Bushido: The Soul of Japan), publicada en los EEUU en el año 1900. Los valores morales enumerados por NITOBE (justicia o rectitud, coraje o valor, compasión o benevolencia, respeto o cortesía, honestidad o sinceridad, honor y lealtad) son una mera simplificación para facilitar la explicación hacia los occidentales, para entender mejor la forma de pensar y actuar de los japoneses de fines del Siglo 19. Según ARIYAMA, el verdadero código moral de los samuráis cuya preparación tenía como objetivo principal ser un buen guerrero en el campo de batalla, difería con el código moral del común de la gente. El mismo término “Bushido” es algo que no existía hasta fines del Siglo 19 y si bien no habría sido creado por NITOBE, pero fue éste quien lo popularizó. Es por ello que, en el Judo Japonés, no hay referencia sobre el Bushido y sus valores morales adoptados por el Judo Europeo con el Judo Francés a la cabeza, incluyendo la Federación Internacional de Judo (IJF).
“Ju no Ri” o el “Principio de la Flexibilidad
El principio fundamental del Judo, heredado del Ju Jutsu es el llamado “Ju no Ri” o “Principio del Ju”, entendiendo “Ju” como flexibilidad, suavidad o adaptabilidad, como recientemente se viene utilizando. Este principio proviene del principio promulgado en el Siglo V A.C. por Lao Tse en el Tao Te Ching, considerado uno de los clásicos chinos, donde hay una frase que resume este principio, “lo flexible (o suave) vence a lo duro”. Este principio sería incluido también en las “Tres Estrategias” de Huang Dhigong que forma parte de los Siete Clásicos Militares Chinos. El Principio del Ju introducido en el Japón y adoptado por las artes marciales como el Ju Jutsu estaría más sesgado a su uso militar que al principio “universal” original.
Las técnicas del Judo que KANO denomina “técnicas de ceder” están basadas en este “Ju no Ri” o “Principio del Ju” cuya práctica permite al practicante moverse adaptándose a los movimientos del oponente y aprovechar su fuerza. El “Ju” se fundamenta en un pensamiento estético que respeta la flexibilidad o adaptabilidad y las técnicas basadas en el Principio del Ju hace que, ante un ataque de un oponente, no se ofrezca resistencia y haga sus movimientos adaptándolos a los del oponente y los utilice a su favor para vencerlo o controlarlo. No oponer resistencia significa “ceder” y no utilizar más fuerza de lo necesario o evitar esfuerzos innecesarios (pelearse sería un esfuerzo innecesario o malgastar fuerza).
“Ju no Ri” o Principio de la flexibilidad o la adaptabilidad
Sin embargo, el propio KANO admite una contradicción, considerando que sólo “ceder” es insuficiente y que es también necesario aprender a utilizar bien la energía física y mental. La aplicación del Principio del Ju como el mejor uso de la fuerza se aprende mediante la práctica de las técnicas y quien lo ha aprendido correctamente, aprende también su aplicación en todos los quehaceres de la vida. Fue así que KANO estableció los principios de “Seiryoku Zenyo” y “Jita Kyoei” para la aplicación del Principio del Ju. Cabe recordar que KANO presentó los conceptos de estos 2 principios en 1922, a 40 años de la creación del Judo y la fundación del KODOKAN en 1882, como producto de sus estudios realizados a lo largo de estas décadas.
Algo que no debe olvidarse es el hecho que fue el propio KANO quien introdujo el componente competitivo al Judo, eliminando las técnicas peligrosas existentes en el Ju Jutsu, aunque haya definido al “randori y shiai” como un medio o método y no un fin en sí mismo. Una de las innovaciones más importantes introducidas por KANO en la práctica del Judo, diferenciándolo de la modalidad tradicional de la práctica del Ju Jutsu, fue ubicar al randori o práctica libre como la puerta de acceso para el aprendizaje de las técnicas, mientras que la modalidad de acceso más difundida hasta ese momento era la práctica de los katas. De esta forma, según la modalidad tradicional, la práctica libre o randori estaba reservada para los practicantes más avanzados que hayan adquirido el dominio de las técnicas a través de los katas, cuyo aprendizaje demandaba mucho tiempo. KANO invirtió este orden, reservando la práctica de los katas a los practicantes más avanzados que hayan adquirido el dominio de las técnicas, a través de la práctica libre o randori.
Tampoco se puede negar que el hecho de que el Judo haya sido más competitivo en “randori y shiai” frente a las otras escuelas de Ju Jutsu ha contribuido a su rápida difusión y así, pueda alcanzar rápidamente la hegemonía entre las escuelas de Ju Jutsu. Cuando el propio KANO quiso revertir el sesgo extremadamente competitivo que había tomado el Judo, fue demasiado tarde.
Kano demostrando los principios del Judo
“Destrucción creativa” del Judo Tradicional o “Re-japonización” del Judo Moderno
Así, en una de sus artículos, ARIYAMA llega a la conclusión de que el Judo ha sido extremadamente exitoso al transformarse en un deporte global, aunque pagando el costo de perder su identidad original. Denomina como una suerte de “destrucción creativa” lo ocurrido al Judo como Budo Tradicional, con el cambio cualitativo en su esencia como arte (jutsu), producto del progreso cuantitativo en el mundo de los deportes competitivos. Este cambio implicó también un cambio en los valores relativos al arte y en las habilidades fundamentales requeridas. La adaptación exitosa de las técnicas tradicionales a las reglas fue entonces producto de lo que ARIYAMA denomina “destrucción creativa” que le ha permitido a Japón liderar en el medallero de las competencias.
Sin embargo, tanto ARIYAMA como muchos maestros japoneses consideran que este sesgo extremadamente competitivo que ha tomado el Judo Japonés lo hace insostenible y se ve reflejado en la constante disminución de la población practicante a lo largo de las últimas décadas y que se requiere un cambio de orientación en la modalidad de práctica y/o enseñanza del Judo, adaptándola a los cambios que se observan en la sociedad japonesa. Tal como se ha señalado en más de una oportunidad, la sociedad actual no tiende a priorizar el resultado, sino el proceso y placer que se obtiene durante el mismo. Un ejemplo utilizado por muchos autores es el éxito que tienen actualmente las carreras de calle, en las que la gran mayoría de sus participantes no buscan ser ganadores, sino que corren por el placer que genera el hecho mismo de correr.
Casualmente, en uno de los artículos incluidos en el trabajo recientemente publicado por la IJF, “Las Artes y Ciencias del Judo” (The Arts and Sciences of Judo), titulado “El Código Moral del Judo o la “Rejaponización Occidental del Judo Moderno” (The Judo Moral Code or the Western “Re-Japanisation” of Modern Judo), su autor, Michel BROCUSE, utiliza, desde el mismo título, el término “rejaponización” cuando se refiere al Código Moral adoptado por los europeos que parecería ser un concepto que se contrapone a lo que ARIYAMA denomina “destrucción creativa”.
En este sentido, estimo que la práctica del Judo puede brindar la posibilidad de que cada practicante encuentre un encanto distinto y depende de la capacidad del instructor, así como de su ingenio y creatividad para mostrar sus distintas facetas a así, captar la mayor diversidad de practicantes.
Ariyama
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