La convivencia en ARMONÍA dentro del DOJO
Lo difícil de “Pensar primero en los demás que en uno mismo”
Nuestro DOJO (JUDO COA), como ocurre en gran parte de los DOJOs de clubes barriales o comunitarios, se caracteriza por una gran heterogeneidad o diversidad de sus miembros que van desde practicantes principiantes hasta avanzados y desde niños y adolescentes hasta adultos mayores de ambos sexos, de distintas razas, religiones y nivel de educación. Asimismo, contamos con miembros que tienen alguna discapacidad, motora y visual.
También, son muy variadas las motivaciones con las que éstos se acercan a la práctica del Judo, desde aquellos que lo hacen simplemente para realizar alguna actividad física o aprender algo que les sirva como defensa personal, hasta quienes quieren iniciar una carrera deportiva en la alta competencia y otros que buscan algún aspecto más filosófico, además de lo meramente físico a través de la práctica de una disciplina del BUDO o arte marcial japonés.
Esta diversidad en los practicantes que nos enriquece como grupo, al mismo tiempo, nos plantea un verdadero e interesante desafío para los instructores en la búsqueda de las formas de satisfacer a la mayoría de estos practicantes.
Si bien no nos resulta fácil lograr una alta tasa de retención, ya que la mayoría de los que comienzan abandonan la práctica en los primeros 3 meses (lo que demuestra que estamos fallando en este aspecto), estamos muy satisfechos de contar con una masa importante y diversa de practicantes, conviviendo en armonía dentro del reducido espacio de nuestro DOJO.
Para esto, tal vez, ayude el hecho de que el Judo se trate de una disciplina del BUDO y no un simple deporte de combate (y de contacto), sin la necesidad de que en las clases se esté insistiendo permanentemente en los principios o la disciplina para una práctica armónica, ya que nuestra práctica (física), lleva implícito muchos de estos aspectos que se van asimilando, desde lo empírico.
Así y todo, como lo he manifestado en alguna otra nota, como instructor nikkei, dando clase en un DOJO de una institución de la Colectividad Japonesa, me siento con la obligación moral de “agregar valor” a las prácticas, introduciendo algunos aspectos que tienen que ver con la cultura japonesa y el BUDO, a pesar de que pueda ser de interés solo para una minoría de los practicantes y que la aplicación de algunos de estos conceptos no sea del todo posible en nuestro entorno.
Por de pronto, entender y explicar el principio de cooperación armónica resumido por Jigoro KANO en su frase “JITA-KYOEI” (自他共栄) o “Prosperidad mutua para uno mismo y los demás” no es para nada fácil en una sociedad como en la que vivimos donde pocos piensan en los demás o en el bienestar común.
Lo mismo sucede con el concepto de “REI” (礼) que tiene que ver con la cortesía japonesa o el culto a la forma ya que se trata de un concepto muy amplio inexistente en la cultura occidental, por lo que resulta imposible traducirlo o explicarlo en una sola palabra.
El concepto o término “REI” reconocido también como una de las 7 virtudes del BUSHIDO por Inazo NITOBE (1862 – 1933) en su reconocida obra “BUSHIDO: el alma del Japón” tiene un origen confuciano y puede ser traducido de muchas maneras: agradecimiento, gratitud, recompensa, cortesía, buenos modales, inclinación, reverencia, etc.
Básicamente, se puede entender el concepto de “REI” como la importancia que los japoneses otorgan a la forma, a la apariencia, a hacer las cosas “bien”, a la cortesía, a guardar las apariencias, a los buenos modales.
Cabe recordar que, en la cultura japonesa, la forma es tanto o más importante que el contenido, ya que se entiende que la corrección de lo externo garantiza la corrección de lo interno (algo totalmente opuesto al pensamiento occidental que prioriza el objetivo o contenido y no la forma).
A pesar de lo difícil que esto sea comprendido cabalmente, considero fundamental respetar la formalidad del “REI” en nuestra práctica del Judo, que como en todas las disciplinas del BUDO (y es lo que nos diferencia de otras artes marciales), debe empezar y terminar con el “REI”. Si bien para el principiante puede resultar un simple acto mecánico y formal, a través de la práctica permanente, se irá comprendiendo que se trata de una demostración de agradecimiento y respeto, entre otros sentimientos, que deberá ser realizado en su forma correcta.
Otro concepto que rige las relaciones sociales en Japón y que también está ligado con el BUSHIDO y tiene su origen en el Confucianismo, es el concepto de “GIRI” (義理). En este caso también, al tratarse de un concepto que no existe, tal cual, en la cultura occidental, resulta difícil de traducirlo en una sola palabra. Sería algo como “Obligación / Deber social” que consiste en la obligación por preocuparse por los que te han dado algo en la vida y les debes algo. Se trata de una suerte de obligación de gratitud ante un superior o persona que nos ha ayudado o hecho un favor. Es el sentir que uno está en deuda con otra persona y que le lleva a sentir que debe devolver esa gratitud. Es pensar en el otro antes que pensar en uno mismo, aquí también, es la comunidad antes que lo individual.
Es por ello que el “GIRI” rige las relaciones jerárquicas en Japón como las de maestro / alumno o sempai / kōhai, o las relaciones en una empresa o institución donde es frecuente que los trabajadores sientan que deban agradecer todo a sus superiores y sientan la obligación de llevar a cabo su trabajo lo mejor posible. Así, el “GIRI” contribuye a mantener la armonía social o la paz de la comunidad, puesto que obliga a “devolver”, a “corresponder” siempre al otro y esto ayuda a limar las asperezas que pudiera haber.
Probablemente, este concepto de “GIRI” sea muy difícil de entenderlo y mucho más de aplicarlo en nuestro medio, pero, personalmente, considero (tal vez como una simple “expresión de deseo”) que sería muy importante poder aplicar, aunque en una mínima medida aquello de “pensar en el otro antes que pensar en uno mismo”.
Si bien, en Japón, estos conceptos ya se encuentran implícitos tanto en las relaciones sociales, como en la práctica dentro de un DOJO, hay otros aspectos que preocupan especialmente a las actuales autoridades japonesas del Judo que, en el pasado, no se les venía prestando mucha atención. Se tratan de las cuestiones relacionadas con la seguridad y la violencia en la práctica.
Con respecto a la seguridad, la Federación Japonesa de Judo está llevando a cabo una intensa campaña para reducir los accidentes durante la práctica, ante el notable incremento de los casos de accidentes, especialmente desde que se introdujo la obligatoriedad de la práctica de BUDO en el ciclo básico secundario en el año 2012, con varios casos de muertes de practicantes, principalmente causadas por hematomas subdurales agudas ocasionadas por golpes en la nuca ante la aplicación violenta del Osoto gari a principiantes.
En cuanto a la violencia, la Federación Japonesa está tratando de educar principalmente a los instructores para reducir los casos de violencia en los DOJOs, incluyendo los castigos físicos y acosos morales y sexuales.
Cabe recordar que, en los últimos años, la difusión pública de casos de violencia que involucraban figuras conocidas, ha afectado seriamente la imagen del Judo.