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Efectos físicos de práctica del Judo.


Los efectos físicos de práctica del JUDO y los recaudos que se deben tener durante la niñez y la adolescencia.

Manual “Ciencia en la Enseñanza del Judo”

Manual “Ciencia en la Enseñanza del Judo”.

Volviendo al libro “Judo: Base y Estrategia (nage waza)” de Kenichiro AGEMIZU sobre cuyo contenido principal ya nos hemos referido en una Nota anterior, aquí quisiera referirme sobre algunas reflexiones que realiza el autor sobre las características generales del JUDO como deporte, en la parte inicial de libro que coinciden, en líneas generales con lo que indica el Manual “La Ciencia en la Enseñanza del Judo” publicado en 2018 por la Federación Japonesa de Judo (AJJF) en su Capítulo 4 “Enseñanza de acuerdo a las etapas del crecimiento y el desarrollo”.

Asimilación de movimientos inusuales a través del JUDO.

En la vida diaria, las personas viven realizando distintos movimientos físicos tales como sentarse, caminar, correr y levantar o mover alguna cosa. Por ello, muchas personas no pueden responder a movimientos inusuales que se producen en forma súbita como caerse o rodar. Ante este tipo de situación en la que el físico de uno no puede reaccionar o responder es cuando se producen las grandes lesiones.

En la práctica del JUDO, se inicia con el dominio del ukemi o caídas como forma de reaccionar o responder a esos movimientos inusuales, para luego avanzar con las técnicas de ataque y defensa. Así, el practicante novicio va mejorando la capacidad de respuesta y velocidad de reacción al ser derribado o lanzado.

También, se mejora notablemente en el equilibrio o estabilidad, ya que en la práctica del randori o lucha libre se trata permanentemente de sacar al compañero de su posición de equilibrio. Es así que el equilibrio es una de las capacidades físicas básicas que desarrolla quien se inicia en el JUDO y que puede usufructuar aún cuando cambie de deporte, al igual que la capacidad de respuesta o reacción a movimientos inusuales que haya adquirido durante la niñez con la práctica del JUDO.

La importancia de evitar la práctica en exceso en los niños.

Está científicamente demostrado que la práctica moderada del JUDO implica una actividad física de alta intensidad en comparación con otros deportes. Según la “Tabla de Equivalentes Metabólicos (METs) de las actividades físicas” publicada por el Instituto Nacional de Salud y Nutrición de Japón, la práctica moderada del JUDO (u otras artes marciales) implican 10,3 METs, siendo 1 MET la cantidad mínima necesaria de oxígeno para las funciones metabólicas del organismo, equivalente a 3,5 ml/kg/min.. Por ejemplo, la mencionada Tabla asigna 9,8 METs para una carrera de 9,7 km/hora (160,9m 7min.) y 10,5 METs para una carrera de 10,8 km/hora o 12, 8 para la práctica del boxeo sobre el ring.

En hecho de que el JUDO implique una actividad física de alta intensidad, su práctica permite, por un lado, desarrollar un cuerpo vigoroso y por otro, cualquier abordaje erróneo puede acarrear serias lesiones. Por consiguiente, resulta primordial la aplicación de un método de entrenamiento racional basado en los fundamentos de la medicina deportiva y la teoría del crecimiento y el desarrollo para lograr el desarrollo de un físico vigoroso, previniendo lesiones.

La práctica en los niños y adolescentes según sus características de crecimiento y el desarrollo.

En el JUDO de alta competencia, se observa año tras año un incremento de la intensidad y la velocidad en sus movimientos y la realización de movimientos repentinos impensados hasta hace unos años dentro de combates, impulsado, en parte, por los cambios de reglamento.

Al tratarse el JUDO de una actividad física intensa por naturaleza, como se ha indicado más arriba, se debe prestar extrema atención en la prevención de las lesiones. Para ello, resulta sumamente importante conocer las capacidades físicas que deben ir adquiriendo los practicantes según sus tendencias de desarrollo y crecimiento, considerando las diferencias individuales, ya que existen niños que se desarrollan en forma temprana como otros que lo hacen en forma tardía.

Por ejemplo, Mashu BAKER que obtuvo la medalla de oro en los JJOO de Río de Janeiro 2016 en la categoría -90kg pesaba solo 60kg al terminar la secundaria inferior (14 años) y en el 2do año de la secundaria superior (16 años) ya había alcanzado los 90kg. Algo parecido sucedió con el medallista de plata en los mismos Juegos en la categoría +100kg, Hisayoshi HARASAWA que pesaba 66kg al ingresar a la secundaria superior y que, en el mes de agosto del 3er año, ya estaba participando en la categoría +100kg.

Estos ejemplos no hacen más que confirmar la importancia de planificar el entrenamiento de los adolescentes, identificando la etapa del crecimiento en que se encuentra. En caso de someter a un niño o adolescente a un entrenamiento de alta carga, sin tener en cuenta la etapa del crecimiento y el desarrollo, se incrementa la probabilidad de exponerlo a una lesión crónica que podría ser una carga en la edad adulta.

Como referencia, AGEMIZU incluye la Curva de Crecimiento de SCAMMON también citado en el Manual menciona de la AJJF.

Curva de SCAMMON.

En 1930, los doctores estadounidenses Richard SCAMMON y Leroy CALKINS demostraron el crecimiento diferenciado de diversos tejidos y presentaron un esquema para el análisis del crecimiento de las diferentes partes del cuerpo y órganos, agrupándolos en cuatro categorías.

Curva de crecimiento general (somático): registra los acontecimientos durante la infancia donde se da un rápido crecimiento, seguido de un intervalo regular y lento, seguido por un nuevo crecimiento rápido en la adolescencia y uno menor en la juventud. Abarca tejido óseo, músculos y vísceras donde su crecimiento es proporcional con la masa del cuerpo.

Curva de crecimiento neural: donde se registra el crecimiento cefálico y cerebral hasta los 6 años, en esta edad alcanza un 90% de su valor total.

Curva de crecimiento linfoide: alcanzando su valor máximo durante la adolescencia y decreciendo posteriormente.

Curva de crecimiento genital (reproductivo): afecta fundamentalmente a órganos del aparato reproductivos.

Así, estudios antropométricos realizados, permiten concluir que, en cada edad, todas las partes del cuerpo no crecen a la misma velocidad, que algunas partes crecen a velocidades similares y que otras están más cercanas a los valores adultos donde a través de porcentajes se expresa la evolución del crecimiento somático (general), neural, genital y linfoide.

De acuerdo a la teoría de SCAMMON y sus curvas de crecimiento de que aún se mantienes vigentes a más de 80 años de su publicación, resulta fundamental que los niños desarrollen capacidades básicas de agilidad y coordinación, antes de los 10 años que es la etapa en que el sistema neuro-cerebral registra el mayor desarrollo.

Posteriormente, la segunda etapa entre los 12 a 14 años es la más apropiada para fortalecer el sistema cardio-respiratorio y finalmente, dejar los entrenamientos de musculación para después de los 15 años que corresponde a la etapa de crecimiento linfoide y genital (reproductivo), donde se da el mayor desarrollo esquelético y muscular.

Lo que se debe tener en cuenta en la Etapa de Crecimiento.

Al someter a un niño en etapa de crecimiento a una actividad física excesivamente intensa, se lo expone a lesiones principalmente de las líneas epifisarias (remanente de un área que contiene cartílago hialino que crece durante la infancia para alargar los huesos largos) y los tendones. Debido a que en la práctica del JUDO se requiere del uso de la fuerza para mover el cuerpo del compañero, si se utiliza el cuerpo en una forma incorrecta concentrando la fuerza en un punto, se queda expuesto a lesiones de las líneas epifisarias.

Para prevenir este tipo de lesiones, se debe crear el hábito de realizar movimientos naturales o lógicos sin depender de la fuerza, evitando movimientos forzados o realizadas desde una posición forzada. También, resulta importante no solamente asimilar el buen uso del cuerpo para ejecutar técnicas de ataque, sino también para los movimientos de defensa.

Crear un cuerpo flexible, ampliando el movimiento articular de la cadera.

Teniendo en cuenta la Curva de Crecimiento de SCAMMON, el autor propone una serie de ejercicios básicos que se deberían realizar durante la niñez, como una medida de prevención de lesiones más frecuentes en la práctica del JUDO como en las articulaciones de hombro y rodilla.

Los ejercicios se focalizan principalmente en la articulación de la cadera, cuya amplitud de movimiento influye sobre la amplitud de movimiento de las articulaciones de los hombros y las rodillas.

Estos ejercicios básicos que propone el autor son fundamentales para que los niños adquieran amplitud en el movimiento de sus articulaciones y un sentido de estabilidad en esta época en la que los niños juegan al aire libre y caminan cada vez menos, respecto a hace unas décadas. Además, estos ejercicios no solamente mejoran la flexibilidad y la estabilidad que lo irán preparando para realizar movimientos inusuales y repentinos o responder frente a ellos, sino también contribuyen a fortalecer el torso o el core que resultan fundamentales para cualquier deporte. Así, el niño se irá preparando para el dominio de varias técnicas como tokui waza y de varios tipos de kumi kata que exige el JUDO actual de alta competencia para que pueda responder a las distintas circunstancias y situaciones de los combates.

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