Las “3 Formas de Práctica” o “SAN-YO NO KEIKO” (三様の稽古).
En el Judo Japonés, tradicionalmente, se habla de las “3 formas de práctica” (especialmente, randori) o “San-yo no keiko” (三様の稽古), según el nivel de los compañeros. Básicamente, se tratan de (1) la práctica con compañeros de nivel superior, (2) la práctica con compañeros de nivel inferior y (3) la práctica con compañeros del mismo nivel.
Esta diferenciación de la forma de práctica, basada en el respeto y la confianza mutua, se torna particularmente importante en aquellos dojos donde concurren un grupo heterogéneo de practicantes de ambos sexos, con diferencias en edad, antigüedad o historial de práctica, contextura física y fuerza, para que cada uno de los miembros pueda aprender y avanzar en forma segura. Así, la aplicación correcta de estas “3 formas de práctica” no es otra cosa que la aplicación práctica del “JITA KYOEI” en el dojo que no sólo permite practicar en forma segura con cualquier compañero, sino también, progresar entre todos.
(1) Práctica con compañeros de nivel superior
Cuando se practica con un compañero de mayor nivel, lo importante es atacar en forma continua, aplicando distintas técnicas, sin miedo alguno. Aquellas técnicas que requieran ser mejorados, seguramente, podrían se esquivadas o contragolpeadas por el compañero de mayor nivel, mientras que, con una técnica bien ejecutada, aquel de mayor nivel se dejará proyectar sin mayor resistencia, logrando así adquirir la técnica correcta. Por ello, se lo suele denominar “butsukari geiko” (ぶつかり稽古) que significa “práctica de choque”, ya que el de menor nivel debe ir al ataque sin miedo alguno, confiando que será cuidado o protegido por el compañero de mayor nivel.
(2) Práctica con compañeros de nivel inferior
Cuando se practica con un compañero de menor nivel, el de mayor nivel debe tratar de ceder la iniciativa al compañero, dosificando la fuerza y la presión y al mismo tiempo, tratar de proyectarlo “limpiamente” con técnica, marcando correctamente el kuzushi, tsukuri y kake, sin acudir a ninguna acción forzada como un makikomi. Se lo suele denominar “hikitate geiko” (引き立て稽古) que significa “práctica de estímulo”, ya que el de mayor nivel debe guiar y cuidar al de menor nivel para que éste progrese.
(3) Práctica con compañeros del mismo nivel
Por su parte, cuando se practica con un compañero del mismo nivel, se debe practicar de igual a igual, en una forma más cercana al shiai. Sin embargo, resulta también importante que se reconozcan mutuamente las técnicas bien ejecutadas sin tratar de evitar ser proyectado a toda costa, de modo de ir puliendo la mente, la técnica y el físico (“sin-gi-tai”). Se lo denomina “sokaku geiko” (互角稽古) o “práctica entre iguales”.
Si bien, dicho de esta forma, podría parecer de fácil comprensión y aplicación, pero se requiere, por un lado, una concientización permanente de los practicantes por parte del instructor y también, el manejo correcto de algunas situaciones difíciles de discernir por parte del practicante común, especialmente para evitar lesiones o accidentes. Lógicamente, cuando se está ante una diferencia muy evidente de edad, físico o nivel, no debería haber mayor problema, pero existen situaciones particulares que requieren de una especial atención por parte del instructor y de los practicantes más graduados.
Una de las situaciones más comunes donde el instructor debe prestar un especial cuidado es ante los principiantes que tengan una contextura física y/o fuerza mucho mayor que la media y que todavía no se encuentran en condiciones de controlar su físico o la fuerza durante la práctica. Ante estos casos, el instructor debe estar atento para guiarlo en la elección de su compañero de práctica, para evitar cualquier tipo de accidentes
Otra de las situaciones a resolver es frente a los practicantes medios y avanzados enfocados en la competencia que tiendan a evitar la práctica con compañeros de menor nivel, considerando que se trata de una “pérdida de tiempo”. Aquí, el instructor debe concientizar al practicante de la utilidad de la práctica con compañeros de menor nivel que es una forma de práctica que permite realizar creando sus propias dificultades y practicando nuevas técnicas y combinaciones. Crear sus propias dificultades significa, ante todo, ceder el agarre y la iniciativa del ataque a su compañero, para partir de una situación desventajosa y de allí en más, las alternativas son múltiples, desde mantener el agarre por el lado menos usual para practicar las técnicas del lado contrario, o bien, mantener el agarre en desventaja, para intentar ataques desde dicha situación, lo que permitiría ampliar sus opciones de ataque. Otra alternativa es la de regular la aplicación de la fuerza, de modo de tratar de resolver las situaciones, tanto en ataque como en defensa, con la aplicación de la técnica (taisabaki).
Con este tipo de practicantes, al mismo tiempo, puede darse el caso que eviten practicar con compañeros con mucha diferencia de peso, especialmente con aquellos más pesados de igual o mayor nivel. Aquí también, el instructor debe concientizar a los practicantes sobre la utilidad de practicar con compañeros de distintos pesos, sean tanto más livianos como más pesados. Con los compañeros más livianos que suelen ser más movedizos y veloces, se debe tratar de seguir el ritmo de éstos, evitando resolver las situaciones con fuerza y mejorar su velocidad y movilidad (sería como en el caso de la práctica con compañeros de menor nivel). En el caso de la práctica con compañeros más pesados, esta práctica permite trabajar particularmente en fuerza y sacar ventaja con su movilidad y velocidad. Asimismo, la práctica tanto con los más livianos como con los más pesados, debido a que éstos pueden ser mucho más bajos o más altos que los de la misma categoría, permite mejorar el manejo de la distancia ante oponentes con diferencias importantes de altura. Por su parte, en el caso de los más pesados, deben aprender a regular su fuerza cuando practican con los más livianos y tratar de resolver las situaciones con técnica y mejorar la movilidad y la velocidad, moviéndose a la par con los más livianos (lo que debería evitar en shiai).
La práctica con compañeros con diferencias de peso es mucho más normal en el Judo Japonés, debido a la importancia que se presta a las competencias por equipo libre de peso a nivel estudiantil, universitario y empresario, donde todos los miembros buscan integrar el equipo titular. Por ejemplo, los campeones olímpicos Shohei OHNO (-73kg) y Takanori NAGASE (-81kg) son muy conocidos por practicar con compañeros mucho más pesados y también, contra los más livianos o de menor nivel, creando sus propias dificultades, como el caso de OHNO que puede llegar a realizar toda una sesión de randori agarrando de izquierda o cediendo completamente su agarre a sus compañeros.
Ohno entrenando con Riner
Otro aspecto o situación que deben prestar atención los instructores es frente a aquellos practicantes medios o avanzados y pesados que tratan de proyectar a sus compañeros de menor nivel o peso, “como sea”, forzando por demás el ataque y aplicando técnicas en forma peligrosa, incluyendo el makikomi. Se debe prestar especial atención a aquellos que llegan a cometer conductas cercanas al “abuso”, aunque la mayoría son quienes, por su temperamento, tienden a practicar de la misma forma ante cualquier tipo de compañeros, sin regular o dosificar la fuerza. Personalmente, considero que el instructor debe ser muy severo ante aquellas conductas cercanas al abuso que además de lo incorrecto desde el punto de vista moral, se trata de un tipo de práctica que no beneficia a ninguno de los dos.
La práctica con los niños resulta también muy ventajosa para los mayores para mejorar el ukemi en los principiantes y practicantes medios y estudiar las técnicas, empezando con el taisabaki, entre los practicantes medios y avanzados.
Si bien esta modalidad de práctica resulta fundamental en el randori, también debería ser incorporado en el uchikomi y kake-geiko, donde el practicante más avanzado debe guiar a su compañero, cumpliendo su rol como uke, en forma activa.
Lógicamente, en la práctica con compañeros de distinto nivel, la mayor responsabilidad recae sobre el más avanzado que debe guiar a su compañero, regulando su fuerza y adaptando su resistencia al nivel de su compañero. Por ello, el instructor debe concientizar sobre la importancia y utilidad de la práctica con compañeros de menor nivel, en lo posible, dando el ejemplo.
Aquí, resulta fundamental que el practicante tome conciencia de la diferencia entre el randori y el shiai, o sea, que randori no es shiai y mucho menos, una cuestión de vida o muerte o que caer sea algo vergonzoso y al mismo tiempo, aprenda a practicar diferenciando naturalmente estas “3 formas de práctica”, disfrutando y obteniendo los beneficios de cada una de las formas.
Aunque este concepto de las “3 formas de práctica” se encuentra muy arraigado en el Judo Japonés como un código implícito de convivencia (no escrito) ligado al “JITA KYOEI”, en los últimos tiempos, está siendo recordado o promocionado como una particularidad del “Judo para todos” o el “Judo para toda la vida” por parte de distintos dojos y maestros, como una forma más de atraer nuevos practicantes en dojos donde practican desde niños y mujeres hasta principiantes mayores. De acuerdo a este código no escrito, por ejemplo, sería “imperdonable” que un practicante avanzado (ni hablar del instructor) termine lesionando a un principiante, un niño o una persona mayor (ni hablar de un maestro mayor).
En el caso de nuestro medio donde aún falta naturalizar el principio del “JITA KYOEI” en los dojos, sería muy importante que los instructores pongamos énfasis sobre estas “3 formas de práctica”, debido a que su desconocimiento o incumplimiento de dicho código de convivencia no sólo podría provocar graves lesiones, sino también, desencadenar en un deterioro del clima de convivencia dentro del dojo o de las relaciones personales entre los practicantes, afectando la imagen o el prestigio del dojo.
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